Cuando estudiaba en la facultad, muchas de las asignaturas me parecían teóricas, alejadas de la aplicación práctica que yo -en aquel momento- intuía necesaria en las empresas. Con el tiempo y la experiencia práctica, me he dado cuenta que aquellas asignaturas teóricas fueron conformando una base que me ha permitido -después- navegar en mares y situaciones desconocidas y de cambio. En las empresas existe una tendencia a los conocimientos prácticos, directos al grano, de aplicación inmediata, con orientación al modelo «if then». Es lógico, la empresa no quiere «rollos», necesita conocimientos prácticos, pero esta visión tiene un problema, a la menor variación deja de ser efectiva puesto que falta el marco teórico que incorpora el bagaje de fondo que permite la corrección de rumbo. A los egresados de centros académicos que están guiados y tienen por bandera la práctica, les falta eso, bagaje teórico donde refugiarse cuando las variables cambian, aunque es cierto que tienen las acciones prácticas bien aprendidas y listas para usar mañana jueves. Lógicamente, el modelo mixto es el bueno, bases teóricas y práctica clara, rechazar cualquiera de las dos es -simplemente- una estupidez que deja fuera a la verdad. No hay que intentar suplantar a la lógica, se necesita conocimiento y experiencia, querer saltarse el tiempo lleva a formar en sólo la práctica, como si una inyección de experienciamina al neófito le convirtiese en experto de un tema. Es el nuevo Taylorismo que crea «expertos» en Facebook, sin ser expertos en Marketing, Ventas o relaciones con los Clientes. ¡Leonardo, por favor, vuelve!
Formación comercial: ¿más teoría o más práctica?
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