La misión de un líder es llevarte hasta el logro de los objetivos empresariales

El número de libros sobre el liderazgo ha crecido exponencialmente en los últimos quince años, se habla constantemente de los líderes y su necesaria función en estos tiempos de incertidumbre, confusión y economía en horas bajas, pero la verdad  es que no son fáciles de encontrar. Se ven y perciben directivos con método, con formas adiestradas, queriendo hacer las cosas de una manera adecuada y no como les nace hacerlas, pero no basta. El verdadero líder, al que la gente queremos seguir y por el que damos nueve puntos más de rendimiento, es el que nos lleva hasta los objetivos,  el que con método y liderazgo saca lo mejor de cada uno y consigue que su buena planificación sea efectiva en la ejecución de forma agradable para los implicados. Si me apuráis, diría que encuentro más líderes en el deporte que en las empresas (como siempre, con honrosas excepciones en estas últimas). ¿Qué sentirán esos profesionales del logro, cuando les llaman para que consigan las metas en una empresa? Debe ser una gozada profesional que te digan: “Le hemos fichado porque usted siempre consigue sus objetivos”. Desde luego esos perfiles no abundan, requieren mucha formación, mantener sus conocimientos vivos, firmeza y comprensión, aversión a  la procrastinación y un rasgo en el ADN que, de forma Hameliniana, arrastran a los miembros de sus equipos al éxito, esperando que llegue el lunes con ansia.  ¡Qué suerte! y qué difícil encontrar a estos especímenes.

En el caso de los que no tenemos ese toque, ¿qué podemos hacer? La respuesta no es complicada, método/sistema y voluntad de aprender de ellos, tal vez no lleguemos a su nivel, pero podemos quedarnos cerca de los objetivos, o conseguirlos con menos.
atractivo para el equipo, pero siempre de forma motivada y efectiva. Desde luego, hay una forma que no es viable, es cuando esperamos que los objetivos se alcancen por su propia acción o por algún extraño atractor. Es como si en un partido de futbol planteásemos una estrategia y nos fuésemos para volver al final de la primera parte y ver si el resultado es positivo o negativo. La gestión del logro es continua, la motivación del equipo debe ser orientada constantemente y el rumbo se mueve como la bolsa, con dientes de sierra. El verdadero líder se deja ver, la percepción de su presencia es diaria (aunque no esté presente) y los equipos trabajan como comandos, bien entrenados, armados adecuadamente y cubriéndose unos a otros, para el logro de los objetivos.

Desde luego, no es una situación aislada en el mundo profesionales, basta con mirar a la política para ver la ausencia de liderazgo que existe, es un tema de esta sociedad. Sólo nos faltana la pandemia para ir cada uno -más- a la suya.

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