Los profesionales TIC saben muy bien que la comunicación entre sistemas informáticos debe tener siete «layers» o capas que hacen posible esa trasmisión de información y su comprensión entre sistemas y/o aplicaciones. Los niveles establecen una serie de estándares que van desde la conexión física hasta el envío y recepción de bits entre aplicaciones. Sin esas capas la comunicación no es posible, desde el hardware, middleware y software aplicativo intervienen aportando sus características en la pila de capas para que dos sistemas puedan establecer una comunicación y que sea comprensible por ambas partes. ¡Cómo en la venta!
En la comunicación comercial hay menos capas probablemente, pero su funcionamiento es similar, veamos cómo sería en este caso:
En primer lugar debe haber una conexión básica que nos sirva de soporte comunicacional. Hasta hace pocos años la comunicación presencial o como mucho la telefónica era la que daba ese soporte físico sin el cual no había comunicación en tiempo real (sólo la escrita era una alternativa). Aquí interviene todo, desde nuestra apariencia física como nuestra vestimenta y accesorios y ¡Cuidado! No hay estándares, sólo adecuación al interlocutor. En un futuro próximo deberemos incluir en esta capa la videoconferencia como sustituta de la presencia en vivo y el teléfono.
La segunda capa sería la primera percepción -normalmente visual- que hace que el hipocampo realice un primer juicio basándose en una primera sensación (telefónicamente también) y que nos dispondrá para tomar una postura positiva o negativa ante nosotros, sin ser consciente de ello.
La tercera capa sería la comunicación gestual. Es una continuación de la capa anterior con un carácter dinámico. Los gestos y posturas están influyendo en nuestra comunicación con otras personas y viceversa
La cuarta capa sería la comunicación no verbal (exceptuando la gestual que constituía la capa anterior). Nuestro volumen habitual de voz, timbre y velocidad, hará que sea percibido como agradable o lo contrario según nuestro personalidad y formato en esas mismas características. En definitiva, procurar ser considerado igual (mismo protocolo y velocidad en la comunicación digital) por el interlocutor. No hay nada más desagradable para una persona que habla rápido que otra que hable lento y viceversa.
La quinta capa sería la forma de expresarse, la ordenación de las ideas, la autoconfianza. Lo que podríamos llamar el storytelling de nuestra conversación.
Por último, la sexta capa sería el contenido, el mensaje en estado puro. Es para lo que hemos apilado anteriormente el resto de capas, pera lo que hemos abierto los canales y que ahora transferimos al interlocutor. Si después de todo, el contenido no es bueno no conseguiremos nada. Igual que si tenemos la mejor TV con el ancho de banda más grande y el programa es una verdadera basura.
Llegados aquí y como quiero que sean siete capas, podemos añadir otra que es menos formal – pero igual de importante- que sería las circunstancias de la comunicación. La urgencia, la necesidad imperiosa, etcétera influye en la comunicación y -si me apuran- hasta la hora de la comunicación y los ritmos circadianos de los interlocutores influyen igualmente.
Para una buena comunicación hay que igualar las especificaciones de las siete capas propias con las del interlocutor y así, emisor, receptor y mensaje cumplirán satisfactoriamente su función.
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Una manera importante de repasar en estos tiempos difíciles y de situación de desempleo para muchos, fórmulas para destacar frente a otros «competidores»
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