Los índices económicos tradicionales tienen muchos problemas de cálculo y con frecuencia están manipulados para los objetivos del que los prepara o de quien los encarga. Sin embargo, están apareciendo otros que son muy explicativos y se perciben con facilidad paseando por la calle o comprando simplemente.
Me estoy refiriendo -en primer lugar- al índice McDonald’s, que sirve para comparar los niveles de vida de los países de forma relativa mediante el precio de los productos típicos y tradicionales de la hamburguesería más extendida del mundo (el Big Mac fundamentalmente). Cuando vas de viaje con jóvenes y visitas algún McDonald’s aprecias como los precios no son los mismos que en tu ciudad puesto que se ajustan a las circunstancias de cada país.
En segundo lugar, el índice Estée Lauder. La famosa marca de cosmética y fabricante de lápices de labios que aumentan sus ventas en cuanto la economía baja el pistón, ya que es un regalo de lujo, pero que es asequible y muy indicado para regalar en fechas señaladas y quedar bien. Así que -como hemos comentado- el aumento de sus ventas procede -además de su calidad- de una menor disponibilidad dineraria en los hogares.
Por último, el más novedoso: el índice de hombres en los establecimientos de Mercadona. Desde hace algunos años, si vas a un Mercadona (y a cualquiera de sus competidores, claro está) aprecias el alto número de hombres acompañando a sus mujeres a la compra (no me refiero a los compradores en solitario). Son prejubilados y parados, despedidos en edad laboral avanzada e indemnizados que, aburridos de estar en casa se ponen de sport y se van con su esposa a la compra. Este índice explica el aumento de esa clase pasiva creciente en nuestro país.
El índice hombres en Mercadona tiene otras consecuencias perniciosas que -además del aumento de hombres que ya no trabajan- son las enfermedades mentales que provocan en sus parejas. El hombre en Mercadona no es un acompañante inocuo, cuando entra en el local comercial quiere seguir la ruta óptima, compra secuenciálmente arreglo a una suerte de explosión de materiales a partir de los platos del menú semanal (lo que en algunas empresas recibe el nombre de MRP I ó Planificación de los materiales que se necesitan en la producción) y odia los cambios caóticos de pasillo, no abandona nunca un carro lleno, aunque no lo haya pagado todavía y -sea el supermercado que sea- siempre acaba delante de donde están los jamones. Sin olvidar que se ha mirado las ofertas antes de empezar a recorrer la tienda, lo que le predispone a ciertos productos desde el punto de vista económico, aunque no exista ningún otro interés de uso o consumo. Este comportamiento supone un yugo a las acompañadas que juran no volver más a comprar con el marido. Los hombre en Mercadona tienen un tiempo límite en la tienda, como si fueran un jugador de baloncesto en la «Zona». Si este acompañamiento se repite habitualmente, suele acabar en una irremediable separación matrimonial. Son cosas del convivir más por cuestiones laborales. Algunas mujeres quieren aprovechar la salida a la compra con el marido, para sacar a pasear al perro y -de esta forma- los dos irracionales la esperan juntos a la puerta de entrada.
Bien, a partir de ahora sigan estos tres índices, son fáciles de componer les basta con la observación o con interrogar a sus conocidos al respecto. Con ellos sabrán cómo está la economía y si vamos a peor o a mejor sin tener que fiarse de los políticos.
Como ya habréis adivinado, el tercer indicador es una licencia que me he tomado y que está escrito en clave de humor. Sin embargo, tiene bastante fundamento y es un hecho la mayor presencia de prejubilados, jubilados y despedidos que se ven por las calles haciendo ejercicio, en supermercados o dedicados a la bolsa (pan, basura…). Todo un indicador.
Genial Rafa… me has hecho reír un buen rato (y reflexionar) 😉
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Me alegro Juan, ese era el objetivo de la última parte del post, aunque son tres termómetros de la situación.
Saludos y gracias,
Rafa
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Genial exposición de como ser flexibles y aprender de la realidades locales.
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Bueno, he intentado -mediante indicadores un tanto atípicos- hacer ver que las situaciones (económicas, comerciales, etc.) se pueden medir sin grandes cálculos y, también un poco de humor al final aprovechando la ocasión.
Gracias y saludos,
Rafael
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Si es verdad tienes razón, hay que tomar los indicadores con algo de humor.
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Hola! Muy ágiles las dos primeras, pero matizo la tercera:
También los hay hombres que se lo pasan genial con su querida de compras rutinarias, como un servidor.
Saludos!
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Bueno Carlos, tendríamos que conocer ella piensa lo mismo 😉 y además si tu edad es la típica de la prejubilación y si es esa tu situación laboral.
Quédate con los dos primeros, que son más ciertos.
Saludos,
Rafael
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jaj! Sí piensa lo mismo!
Y tenemos 24! Bueno, no era por hablar de mí. Sólo es que ese indicador de hombres de mercadona me había rechinado un poco.. jjeje
En fin, feliz fin de semana y os leeré con atención como hasta ahora.
Saludos!
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Carlos, seguid comprando juntos que -con 24 años- todavía no entráis en el cálculo del indicador.
Saludos,
R.
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