La verdad es que cada sector -incluso cada empresa- tiene su ratio, pero como cada vez todo es más parecido, esta relación me parece adecuada y en cada caso que cada uno trate de calcularse la propia. Los costes se parecen mucho excepto que sea una empresa de fabricación, con lo que el cociente comentado es ideal para empresas de servicios o comercializadoras.
Con los movimientos salariales a la baja conseguidos en los últimos años, esa medida está nuevamente vigente. En definitiva, es como un cálculo simple del umbral de rentabilidad pero determinando la facturación por empleado necesaria para obtener beneficios. Esta medida facilita mucho las decisiones de contratación inversión y gasto con su su relación con la facturación, también sirve bien para analizar otras empresas como las de los competidores, proveedores, colaboradores, etcétera. No hay que olvidar que esos datos son públicos normalmente, aunque hay que confiar en la información que se publicita que no siempre es cierta, es más algún comunicado de crecimiento brutal es la antesala de la bancarrota.
Como siempre comento, la mejora del ratio debe centrarse en el numerador -en la línea de arriba, los ingresos- y no en los costes (nº de empelados, en este caso), puesto que está última estrategia suele llevar al desastre con el tiempo si se llega un punto más allá de lo lógico.
Cuando alguien nuevo llega a un sector y rompe ese esquema, es decir, puede conseguir la facturación de los que ya están con mayor productividad se lleva el mercado de calle. Los recursos necesarios son menores, pero sin forzar, de una forma natural e innovadora. Es el caso de Amazon o de Dell como de tantos otros que han roto el cantidad de recursos para lograr la facturación.
Las grandes compañías tienen calculado los costes que acompañan a cada empleado, de forma que siempre saben cuánto ahorran si prescinden de un grupo de profesionales y cuentan todos los costes, desde las secretarias, teléfonos, coches, gastos operativos, formación, etcétera, hasta los sueldos y salarios. Es innegable -nos guste o no- que reducir el número de empleados es la forma más sencilla de recuperar el ratio, como ya hemos dicho, pero eso no tiene futuro excepto que las personas sustituidas lo sean por elementos productores (tecnológicos, normalmente) de menor coste, bajando el ratio. Aunque esta manera no sea tampoco sostenible para la sociedad actual. Si sólo se pretende aumentar la productividad forzando a los empleados que se quedan va a tener más problemas que los que elimina en un primer momento.
Es una medida simple, fácil de calcular y sobre todo muy efectiva. Cuando la aplicas y ves que no se llega a la posición deseada no suele fallar, al poco viene el concurso. Lógicamente, nos referimos a empresas con trayectoria, no a nuevas empresas o de sectores de gran inversión.
La agilidad, el pago por uso, el gasto frente a la inversión, etcétera, están imponiéndose, claramente facilitan un buen ratio de facturación por empleado, siempre crecen o disminuyen con la facturación. No es descartable -si seguimos en esta ruta de reducción de personal- que cambiemos el denominador por otra medida. Espero que alguien diga -pronto- qué vamos a hacer las personas en este siglo.