Siempre he tenido claro que hay un arquitecto que dirige el desarrollo de la economía mundial, pero como maneja desde muy arriba -al estilo bola de nieve- tiene que dar frenazos y arreones hasta aparentar que estamos solos en esta economía terrícola. No hay dudas que este sistema «Post-industrial» ya no responde a los problemas que se nos presentan, de hecho, eso pasa desde hace años cuando la economía industrial dio síntomas de agotamiento. A base de purgar el consumo hemos aguantado unas decenas más, pero ya hemos llegado de nuevo al final.
Bien, sea quien sea el líder o colegio de ellos que tengamos, han orquestado una nueva economía que -de verdad- espero resuelva los problemas actuales. No será fácil, pero estoy seguro que será mejor y, digo esto mientras me viene a la mente la película MadMax y su economía distópica. El abandono del consumismo nos devolverá a una sociedad enfocada en el crecimiento del ser humano.
No voy a hablar del final de ese recorrido sino del trayecto hacia el mismo porque me temo que no va a ser nada fácil incluso bastante desagradable.
Ya hemos asistido a una primera desintermediación, vino poco a poco y en el año 2000 se presentó en sociedad a través de las puntocom. Durante estos años ha ido expandiéndose y tangibilizando sus avisos hasta la llegada de la crisis. Aquella economía que requería de muchos pasos intermedios para llevar los productos del fabricante hasta el comprador está racionalizándose y saltándose los eslabones intermedios que no aportan valor (y si los aportan, a un coste inasumible) y que su mérito era -fundamentalmente- logístico, que no fue poco durante bastantes años. Al rebufo de esa logística corría la publicidad que permitía conocer su existencia y dónde se podía comprar. La desaparición de la fuerza de ventas y de muchos mayoristas y detallistas estaba servida. La excusa es que no hay margen, que es cierto, pero debido a la necesidad de grande volúmenes para poder llegar a toda la pirámide social y compensar el bajo precio ofertado.
Esos ciclos económicos -cada vez más cortos- o el advenimiento de un desarrollo económico sin crecimiento, parecen constituir el nuevo paradigma, ¡los años que lleva Japón con esta situación y ahí está entre los primeros países! Pero todavía quedan estructuras antiguas, de esas entre las que nos hemos hecho mayores: algunas tiendas, oficinas bancarias, agencias de viaje y muchas actividades más que no comento por no disgustar a nadie más…
Están apareciendo nuevos negocios y otros están tomando su conocimiento para mutar a nuevos roles. Por ejemplo, si soy un especialista en software de gestión aeroportuaria o ferroviaria y para poder desarrollarlo necesito saber cómo funciona perfectamente ¿Qué me impide dar un paso adelante y encargarme de gestionar esas infraestructuras, buscando la concesión de las mismas para convertirse en una Aena o una Adif emulator? Por ahí van los tiros, hay muchísimos ejemplos más como el anterior y en muchos sectores. Si miras por el retrovisor y no ves directamente al fabricante o por el parabrisas no ves al cliente: el próximo en ser amortizado puedes ser tú… aunque, será cuestión de tiempo que no haya nadie entremedio.
Quiero terminar con un mensaje positivo: la Pirámide de Maslow se va a quedar corta de nuevo. El ser humano volverá a la naturaleza, a ver todos los días vistas que curan y a un desarrollo superior como persona. Para eso no hacen falta muchos recursos. ¡Diógenes, qué razón tenías!