Cada manager -como personas que son- tiene una capacidad diferente de delegación, desde los que dicen delegar pero que -en realidad- hacen un traspaso del trabajo y no quieren saber nada más del tema, hasta los que pseudo delegan y siguen mirando todo el día con el rabillo del ojo al sujeto de la delegación. Como todo en la vida, en el término medio está la virtud. En teoría, todos sabemos que delegar es ceder la responsabilidad de las decisiones a otra persona, a la que se podrá hacer ver sus errores, pero a posteriori en todo caso.
Desde mi punto de vista y pensando en la situación generalizada de falta de experiencia, la delegación requiere cierta mentorización o algún tipo de supervisión o la explosión del experimento se puede escuchar hasta en Chernobyl. Los fundamentos de la delegación deben respetarse, pero con cierto control. Quien no se crea mi propuesta o no esté de acuerdo que haga la prueba y acabará dándome la razón.
Otra cosa muy diferente es el micromanagement, esa modalidad de supervisión que requiere que cada acción que se realice sea confirmada previamente con el supervisor, es decir, ese tipo de management que quiere enterarse absolutamente de todo. No se trata de eso. La verdad, es que todo depende de los dos miembros del binomio -el que delega y el delegado-, sus peculiaridades personales, profesionales y su experiencia. Con ese análisis de la situación, se debería determinar el nivel de la delegación que -por supuesto- deberá ajustarse en el tiempo hacia una dirección o a la contraria.
En una situación ideal, cuando se trata de delegar en un profesional experimentado, habría que seguir la norma general: hay que dejar que tomen las decisiones aunque sean equivocadas y, a partir de ahí, ajustar mediante el análisis post mortem. Así es como aprendemos las personas y lo que es más importante, nosotros seguiremos ese hábito con los sucesivos managers o responsables neófitos.
En el caso de que los potenciales delegados no tengan experiencia suficiente se pueden hacer dos cosas, esperar a mayor madurez y experiencia o encomendarse a Santa Bárbara. En la actualidad, hay muchos patrones de comportamiento y cuando preguntas por qué se tomó ea decisión, las respuestas pueden ser tan pintorescas que te da miedo pensar si estuviera cerca el botón nuclear.
En buena lógica -entonces- debemos reescribir los supuestos de la delegación o incurriremos en riesgos innecesarios. La candidez actual lo requiere. Envidiable por su edad, formación y valores, pero tan falta de análisis crítico, experiencia real y resiliencia, que exige que exista un nuevo proceso de delegación más lento y formador hasta conseguir un mayor bagaje y criterio. No es un problema de neuronas ni de formación, es una cuestión de la sociedad actual. Todo no podía ser bueno…
La delegacion funciona, es asi de sencillo. Es verdad que ha de ir acompañada de planes serios de formacion teorica y práctica para que así suceda. A menudo es el liderazgo «miedoso» o » sumiso» el que hace que la delegación no tenga resultados optimos.
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La delegación funciona desde tiempo inmemorial, el que tiene que tomar decisiones tiene un periodo de aprendizaje y de responsabilidad delegada hasta alcanzar su nivel de madurez. Evidentemente, debe ser aplicada dentro de un proceso estructurado, como comentas. Sin embargo, la dinámica de la sociedad es cada vez más intensa y eso requiere una adaptación que puede ser restrictiva o expansiva. En este momento -y en mi opinión-, se requiere un proceso de acompañamiento superior -también más formación- al de hace unos años. También estoy de acuerdo contigo, respecto a que no valen medias tintas en ese proceso. Saludos y gracias por comentar.
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La delegación funciona, por supuesto que sí.
Otra cosa es que los modelos más comúnmente utilizados sean los que mencionas en tu artículo: desde el jefe que suelta la responsabilidad en los hombros de alguien aún no preparado para asumirla completamente y entonces se encuentra luego con todos los dedos apuntándole como responsable del marrón, hasta el jefe que tiene que aprobar hasta la más mínima cosa que se haga.
De hecho, creo con sinceridad que la única forma de crecer consistentemente es delegando de forma eficiente. Hace poco tenía esa conversación con un colega en Instagram que promovía aquello del «Hazlo todo tu mismo»
Para crecer hay que delegar, porque mientras la historia sea de una sola persona que lo hace todo podrá haber mucha facturación, pero no habrá crecimiento como tal.
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Así es Joel! R
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