El proceso de reducir costes en las empresas ha dejado desierto los pasillos de las sedes. La Reingeniería y el Downsizing nos quitó la grasa y mucho más. Ahora todos hacemos de todo, procedimientos donde intervenían tres personas ahora son ejecutados por una sola: «Yo me lo preparo, yo me lo llevo y yo lo instalo». Bueno, ¡no está mal! Es una simplificación de los procesos que puede ser asumida por los profesionales, a los cuales les puede chocar si lo comparan con otros momentos profesionales de sus vidas, pero la vida es como un río que nunca nos ofrece la misma circunstancia.
Otra cosa diferente es cuando además de la grasa estamos cercenando parte de los órganos vitales o hacemos que un ingeniero pierda tiempo en tareas de poco valor añadido, siempre que esas horas realmente fueran a ser aprovechadas para ganar valor y no para el relajo. Podría citar veinte casos conocidos directamente en los que las empresas han perdido masa vital o lo que es lo mismo: valen menos, aunque no figure en el balance esa pérdida.
El modelo de negocio orientado al valor o al volumen es el criterio que nos establece que estructura debemos tener y no debemos creer que podemos estar en el del valor y abrir las compuertas para que se pierda diariamente. Las personas, los profesionales, son los aportantes del valor, de la diferenciación de la empresa. Eso no te lleva a tener recursos ociosos, no es eso ni -tampoco- lo contrario. Las empresas de volumen, sí deben hacer un esfuerzo por gestionar primordialmente sus costes variables y fijos como componente básico del negocio, pero eso te lleva a tener pocos y buenos, no sólo pocos.
Probablemente no sea los mejores tiempos para una recomendación de este tipo, pero piense que su empresa, sin algunos profesionales concretos, ya no sería su empresa y que, para aumentar el nivel de gestión y aumentar la «línea de arriba», tiene que disponer de profesionales diferentes a sus competidores o -al menos- iguales.
Hay muchas empresas que siguen esta forma de actuar -me refiero a mantener o expandir el valor de la empresa- y no dicen nada, al contrario, están callado porque quieren guardar su secreto que sólo se hace explícito cada final de año con los resultados: sin buenos profesionales en cada una de las funciones clave no se puede mejorar los resultados.
No aplique ninguna técnica más de adelgazamiento, aplique la racionalidad. Quite lo que le sobre y la comodidad excesiva, deje o aumente aportantes de valor, invierta en recursos que multiplicarán su salario por cinco o por diez en resultados para la empresa.
Hace 35 años fui a un curso en Alemania. El responsable del curso, lo era también de sus contenidos, de la selección del profesor/profesores, de la estructura del curso, del seguimiento del progreso, de abrir la puerta todas las mañanas y de cerrarla por la tarde, de ir a cenar con los alumnos la noche del último día, de llenar el pequeño frigorífico de la sala de bebidas, de proveer al flip chart de hojas y rotuladores, etcétera, era el responsable integral de la aportación de valor que tenía el evento formativo para el desarrollo de la compañía: alta. Ahora, cada uno de esos managers de formación lleva más cursos y han pasado bastantes eventos formativos a la modalidad on line, pero siguen desarrollando su función clave. Eso no ha desaparecido porque es vital. A eso me refiero.
Excelente.
Hemos alcanzado ya la «masa critica». Cualquier otro recorte o abuso de exigencias a la oferta de trabajo (=mano de obra) implicará que las empresas empiecen a caer cuál «castillo de naipes»: de forma desenfrenada.
Saludos.
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