Esta afirmación de Drucker entronca con aquella otra de Descartes a la que ya hice alusión en un post de hace tiempo y que decía que «Dos cosas contribuyen a avanzar: ir más rápido que los demás o ir por el buen camino». Las dos son ciertas y vienen -muy acertadamente- a decir lo mismo. En las empresas se empeñan en intentar mejorar lo que hacen, sin percatarse en la mayoría de las ocasiones que -para mejorar- lo que tendrían que hacer son otras cosas. La inercia es de tal magnitud que no ven las alternativas, por eso piensan que si les fue bien y ahora ya no es el caso, es que no lo están haciendo correctamente. Sí, es un efecto de la mente humana, nos ponemos un muro y ya no vemos ni imaginamos lo que hay más allá del muro.
Hay algunas soluciones triviales: abran las puertas y las ventanas, interactuen con los agentes del mercado, con los competidores, con los clientes (no digo que no lo hagan ahora, pero no con este propósito), viajen y comprueben cómo se está haciendo por ahí fuera y, luego, tracen un plan de las mejores prácticas.
Es una de las historias que más me gusta y por eso la repito con frecuencia. Me refiero a aquél rey de una tribu africana que los ingleses le llevan a un puerto por primera vez y tras observar a los barcos, los carros, la sociedad inglesa, las grúas, a la policía, etcétera, le preguntaron qué era lo que más le había llamado la atención y el respondió: » Los plátanos estaban muy verdes para haber sido cogidos». ¡Lógico, ese era su mundo! El resto no lo conocía.
En USA hay muchas organizaciones que preparan entornos sobre lo que viene, muestras multimedia e inmersivas que nos apuntan cómo será el mundo en unos pocos años y, por cada asistente pueden cobrarte 30.000$ -o más- por dos días. ¿Tendrían éxito por nuestras tierras? Claramente, no. Somos latinos y por esa cantidad tenemos que asegurarnos el retorno o no vamos. He asistido a sesiones de James Martin hace años, comentando hacia dónde caminaríamos respecto a las estructuras empresariales: se ha cumplido al 100% y sólo costaba 250.000 pts. de los 90s. La sala estaba llena, pero ni mucho menos el aforo que consiguió en Alemania. tenemos demasiada tendencia a la oficinitis, sin darnos cuenta que todo está más allá del muro.
Sólo tenemos dos alternativas: o salimos nosotros o que entren los de fuera, sin despreciar el mix. ¡Caminante no hay camino, sino estelas en la mar…!
Muy bueno
sabio y simple Drucker
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