Existen muchos cuadros de mando en las empresas. Buena parte de ellos están basados en los resultados: ¡Vas bien o mal y punto! Sin embargo, eso sirve para poco. Simplemente, sabes lo que ya no tiene remedio cuando lo lógico sería tener una oportunidad para enmendar la ruta o mejorarla. La culpa de este mal hábito la tienen las cuentas fiscales que sirven para pagar impuestos, siendo su principal exponente el balance. Si la cuenta de resultados tuviera la estructura adecuada y los revisáramos diariamente, podría servirnos para este propósito.
Como he mencionado en infinidad de ocasiones, Deming solía comentar a sus colaboradores «Encárgate del proceso y los resultados cuidarán de sí mismos». Es totalmente necesario seguir esta máxima para construir un cuadro de mando de forma adecuada, es decir, para que sea de utilidad.
Para construir un Cuadro de Mando del proceso y subprocesos que nos lleven al resultado, lo primero que tenemos que conocer es cómo se logra nuestro objetivo, no importa que sean ventas, beneficios, productos fabricados, etcétera. Esto parece una cuestión simple, pero no es así. Estamos hablando de los factores clave para el logro de un objetivos y eso no siempre se sabe. En muchos casos se conocen algunos factores, pero hablamos de saber toda la cadena de eventos y logros que empujan hacia el objetivo. La prueba de su desconocimiento es que muchos creen que para vender más hay que hacer más visitas de forma indiscriminada, si conocieran los verdaderos factores de la venta se orientarían a visitar a los clientes adecuados con mejores visitas y los productos adecuados para ese clientes, con toda probabilidad, eso nos haría hacer menos visitas con más venta.
Todo buen cuadro de mando, debe tener entre siete y doce indicadores clave. Cada uno de ellos podrá ser desglosado en los subindicadores del proceso que nos pueden llevar a la causa de un problema cuando el superior está en rojo avisándonos de que algo anda mal.
Imaginen el absurdo que sería que los automóviles nos indicarán cuando se ha llegado al destino, pero no los kilómetros recorridos o, nos avisase de que hemos tenido un accidente, pero no de la velocidad que llevamos o, que nos comunicase que se nos ha acabado la gasolina, pero de la aceleración o la situación del depósito de gasolina. Pues hay muchos cuadros de mando construidos baso estos supuestos no adecuados que, con frecuencia, acaban siendo abandonados por su inutilidad.