Esto no es de ahora, siempre ha sido así. El liderazgo y la eficacia comunicativa requiere de una imagen adecuada, siempre habrá excepciones, pero por lo general se cumple esta lógica. Si lo pensamos, veremos cómo todos estamos bajo ese influjo y, cuando digo imagen, no me refiero a ser guapo/a, ni joven, ni alto ni baja/o, sino a una imagen reflejo de una personalidad. La forma de expresarse también acompaña, la seguridad y la entonación. Adolfo Suárez era creíble, la de otros no. Husein de Jordania, era bajo y no muy agraciado (no soy muy experto en este tema, comento mi opinión), pero tenía una gran personalidad que transmitía liderazgo. Es cierto que la imagen y el carisma se entrecruzan, ustedes ya me entienden…
Tenemos que pensar que cuando alguien nos pide que salgamos de una trinchera para avanzar a cuerpo descubierto contra el enemigo, o lo hace apuntándonos con un arma o tenemos que creer en su demanda suicida. En estos meses hemos podido comprobar lo importante que es comunicar. No quiero que suene a peyorativo, puesto que hablo de la imagen global y no de razas, de valía o de política partidista, pero el máximo representante de una organización mundial no puede parecer el dueño del badulaque de los Simpson. Tampoco el responsable de la gestión de una pandemia, puede parecer que fuera el jefe de la contrata que está instalando estanterías en el ministerio de turno. La comunicación verbal y no verbal también son claves, hemos podido comprobarlo con los portavoces de las fuerzas de seguridad del Estado y representantes militares, siempre pulcros -como debe ser-, pero faltos de algunas habilidades comunicativas.
Cuando alguien te pide que hagas algo, no puede dudar o, más que dudar, pensar qué convenía que se dijera en ese momento pensando en clave política, basta recordar la respuesta de F. Simón cuando le preguntaron por la conveniencia de asistir o no a la manifestación del 8M, ¿fue un sí pero no o, un no pero sí?
En este proceso de socialización de los derechos, de forma que todo el mundo tenga acceso a cualquier posición incluso para los que nos están dotados, se está perdiendo el liderazgo. Claro que, cuando veo a los influencers, pienso que los influenciados no necesitan líderes, basta con que tengan una cierta imagen y lancen mensajes simples, Espero que no tengamos que vernos en una situación peor y que requiramos a verdaderos líderes, de esos que arrastran a la mayoría a hacer sacrificios si hace falta.